Contacto con el bebé
El contacto con el bebé se ve fortalecido de forma visual, con el contacto piel con piel, que facilita el vínculo, aumenta los niveles de oxitocina e inicia la lactancia materna.
¿Por qué es importante mirar a los ojos y tener mucho contacto con el bebé?
“Oxitocina” es una palabra griega que viene de “oxys”, que significa rápido, y “tokos”, que significa parto. Por tanto, su función de regular las contracciones uterinas durante el proceso de parto y hacer que estas sean cada vez más frecuentes, más regulares y más intensas para permitir el nacimiento del bebé, es un efecto de esta hormona bien conocido desde hace años.
La oxitocina se produce en una zona del cerebro, el hipotálamo, y de ahí pasa a la hipófisis y a la sangre para realizar sus funciones.
Se dice que es la hormona de la vida porque está presente en nuestras funciones sexuales y reproductivas: durante las relaciones sexuales, en el proceso de parto, en la lactancia materna haciendo fluir la leche hacia el exterior…
Pero no solo tiene estas funciones, sino que también es una hormona presente en nuestras conductas sociales, por lo que también se la conoce como la hormona del amor: se segrega cuando estamos con un ser querido, con nuestra pareja, cuando miramos a nuestra mascota… y lo que hace es reforzar esa relación afectiva. Los seres humanos somos seres sociales seamos bebés o adultos, y necesitamos este contacto y la segregación de esta hormona. Su falta provoca melancolía y sensación de vacío emocional, lo que seguramente sea uno de los muchos factores detrás del aumento del consumo de antidepresivos y ansiolíticos en esta pandemia, en la que se ha visto limitado nuestro contacto social, y por tanto nuestra segregación de oxitocina.
La naturaleza ha previsto que dado que nuestra cría (nuestro bebé) es un ser desvalido y necesita de muchos cuidados para su supervivencia, debemos “querer” y cuidar a ese bebé e identificarlo como propio para que sobreviva. Por tanto, una vez que nace el bebé, se produce en nuestro cerebro un pico de esta hormona, que se ve fortalecido por el contacto visual con él durante el contacto piel con piel, que facilita este vínculo e inicia la lactancia materna. Además, durante la lactancia, seguimos pasando al bebé a través de la leche materna esta hormona y seguimos realizando este contacto visual, lo que mantiene este efecto a largo plazo. Esto no quiere decir que tengamos que notar ese “enamoramiento” del que todo el mundo habla cuando conocemos a nuestro bebé, puede ser un enamoramiento que sucede poco a poco.
Si no podemos realizar contacto piel con piel tras el parto, o no podemos/queremos dar el pecho, es importante realizar este contacto cuanto antes se pueda y durante el tiempo que queramos.
La oxitocina además es una hormona “tímida” que se produce cuando nos encontramos a gusto, en intimidad, no observadas y nos sentimos seguras. Por ello, tanto en el proceso de parto como durante la lactancia, deberíamos recrear esas condiciones para facilitar su segregación y así aumentar las posibilidades de éxito de ambos. ¿Lo sabías?
Si queréis ampliar información sobre este tema, os recomendamos cualquier lectura sobre ello de Ibone Olza

¡Pídenos información!
¿Tienes alguna duda de nuestros servicios de parto, postparto y familia? Elige aquél sobre el que nos quieras preguntar y te contestaremos a la mayor brevedad posible. ¡Gracias!