Hola Arantza! allá vamos.

Cuando nació Marco, tení­amos por delante una difícil situación. El no nos conoí­a y nosotros a el tampoco. En el caso de la madre, aparte de contar con unos «genes» con los que nosotros no contamos, se da la situación de que lleva casi un año de ventaja en cercaní­a y preparación al hijo. Haberlo llevado durante mueve meses, notar como va creciendo en el interior, sentir como se mueve, hablar con el o acariciarle al ir a dormir son cosas lejos de nuestro alcance.
Así­ las cosas tení­a que intentar crear un vÃínculo con nuestro hijo, que me permitiera disfrutar de el al tiempo que le ayudaba en su desarrollo personal. Encontré en Maternaly el curso de masajes infantiles y me decidí­ a probar. Con él descubrí­ una forma de relacionarme con mi hijo, en esa difí­cil época para el padre, en el que el bebé es absolutamente dependiente de la madre. En sencillos masajes de 30 minutos, consegí­a ver la satisfacción en su rostro, la tranquilidad y el sosiego que mis caricias y palabras le generaban.
Creo que desde entonces Marco sabe cuando estoy ahí y que a la hora de calmarle, aquella experiencia ha sido un plus al que día a dí­a voy sacando rédito.
Gracias Maternaly!
Patricio.